Dragón de fuego

"Soy un fuego inextinguible,
el centro de toda energía,
El corazón firme y heroico.
Soy la verdad y la luz,
En mi imperio abarco el poder y la gloria.
Mi presencia
Dispersa las nubes oscuras.
Y soy el elegido
Para dominar a los Hados".


SOY EL DRAGÓN







miércoles, 5 de noviembre de 2008

Confesiones de una máscara II

Habíamos extendido nuestros brazos al frente, cada uno hacia el otro, y nuestras manos conjuntamente sostenían algo, pero aquello que sosteníamos era como un gas que sólo existe cuando se cree en su existencia y que deja de existir cuando surgen dudas. Al principio, la tarea de sostenerlo parece fácil, pero llega el momento en que exige cálculos muy refinados y gran habilidad. Había conseguido yo que una artificial "normalidad" se aposentara en el espacio entre nuestras manos, y había inducido a Sonoko a tomar parte de la peligrosa operación de intentar sustentar un quimérico "amor", momento a momento. Parecía que Sonoko había llegado a participar de aquel juego sin darse cuenta de ello. Esa inconsciencia por parte de Sonko constituía la única razón por la que su colaboración era tan eficaz.
Pero llegó el momento en que incluso Sonoko se dió cuenta, de una forma vaga, de la indomable fuerza de ese peligro sin nombre, ese peligro que se diferenciaba totalmente de los usuales y burdos peligros del mundo, debido a que estos tienen una intensidad medible y precisa.

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