Dragón de fuego

"Soy un fuego inextinguible,
el centro de toda energía,
El corazón firme y heroico.
Soy la verdad y la luz,
En mi imperio abarco el poder y la gloria.
Mi presencia
Dispersa las nubes oscuras.
Y soy el elegido
Para dominar a los Hados".


SOY EL DRAGÓN







viernes, 27 de marzo de 2009

Soy el amor

Yo soy como un viajero que no duerme
más de una vez en la misma casa.
Dame un beso y olvídame.
No intentes retenerme:Soy el amor que pasa...
Yo soy como una nube que da sombra un instante;
soy una hoguera efímera que no deja una brasa.
Yo soy el buen amor y el mal amante.
Dime adiós y sonríeme: Soy el amor que pasa...
Soy el amor que olvida, pero que nunca miente,
que muere sonriendo porque nace feliz.
Yo paso como un ala, fugazmente;
y, aunque se siembre un ala, nunca tendrá raíz.
No intentes retenerme: déjame que me vaya
como el agua de un río, que no vuelve a pasar...
Yo soy como una ola en una playa,
pues las olas se acercan, pero vuelven al mar...
Soy el amor de amar, que nadie odia lo inerme,
que se lleva el perfume, pero deja la flor...
Dime adiós, y no intentes retenerme:
Soy el amor que pasa... ¡pero soy el amor!

miércoles, 18 de febrero de 2009

Rota

Era una muñeca fisurada, pero nadie dejó de estirar de ella, como si nunca fuese a romperse, como si fuese capaz de amortiguar cada golpe con estoicismo, pero un día, tantos tirones por distintos sitios terminaron por desquebrajarla.

No es que estuviese rota, es que se hizo añicos, si fuese por ella, habría pedido que alguien recogiese los trozos y la tirasen a la basura, pero en esta historia no es posible, el abandono no es una opción. Nadie podía arreglarla, así que poco a poco comenzó a recomponerse, no era una tarea fácil, había que disponer de mucho tacto a la par que paciencia, a veces perdía la noción espacio, tiempo y se le cruzaban los cables, en esas ocasiones tenía que deshacer el trabajo hecho y volver a comenzar de nuevo.

En una ocasión, su recomposición le costaba tanto esfuerzo físico y tanto dolor, que decidió que no quería seguir con él, y se arrojó al vacío, no era consciente de lo que hacía, simplemente sentía tanto dolor físico y emocional que creyó no soportarlo ni un segundo más. Cuando recobró la consciencia, y fue dueña de sus actos, decidió trabajar con más ahínco, no sabemos como termina esta historia, la muñeca rota sigue en proceso de rehabilitación.

jueves, 12 de febrero de 2009

Cuando te disparan, sangras.

Cuando te disparan, sangras, esta frase llamó poderosamente mi atención, me hizo abandonar la lectura, entornar los ojos y reflexionar largo rato. Por un momento me ví a mi misma disparada, herida, y con un cubo y una fregona recogiendo la sangre para que nadie se de cuenta de que brota ese líquido rojo símbolo de la vulnerabilidad humana. Pensé que hay mucha clase de disparos, los fortuitos, alguien te hiere sin la menor intención, aunque no por ello sales ileso, los disparos de frente, a bocajarro, donde puedes al menos intentar defenderte, con mayor o menor suerte, eso depende del destino, y los disparos por la espalda, en los que caes desplomado al suelo sin esperarlo, donde brota la sangre a borbotones a modo de ofrenda para tu agresor.
Y seguí pensando en que necesidad hay de disparar cuando has ofrecido toda tu sangre, tu vida y tu alma, si me disparas, ya no me queda sangre...

lunes, 19 de enero de 2009

Kafka a la orilla (Haruki Muramaki)


A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando el lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como esta.
Y tú en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre, y tú, asimismo, derramarás allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre, y, también, la sangre de los demás.
Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa si quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena.