Mientras muere mi cuerpo, dejo entradas programadas, que se me escurre la vida entre los dedos, y este será mi legado, un legado escrito de tantas y tantas majaderías, locuras, ínfulas de romanticismo caduco, de drama barato, regado con un mal perfume francés.
Se me va la vida, o se me viene la muerte, no sé como es la cosa, y siento que nadie llegó dentro. Nadie supo mirar, o quizá fui yo, que nunca supe quitarme la ropa con demasiada delicadeza, siempre sutil, quizá en exceso y ese fue el error.
Me besaron las cicatrices con mucha ternura, pero sin saber de dónde venían, y para cada herida se precisa una cura. Ya no hay curas posibles, y tampoco ya me apetecen.
Tanta tristeza entre tus letras.....
ResponderEliminarDicen que nunca es tarde, tampoco para las curas... Todas tus cicatrices son parte de ti, son tu historia, más o menos afortunada però tu historia.
Un beso y un puñado de ánimos.
Hay personas a las que cuesta horrores llegar. No sé si esos muros que a veces se tienen sin saberlo o tal vez porque no se sabe mirar.
ResponderEliminarNormalmente aquellos que esperan la muerte, la gritan, la saborean... son los que más ganas de vivir tienen.
Pd.- Siempre hay una cura, pero no todos tienen la suerte de conseguirla.
Acaricio tus alas...
ResponderEliminarQuizás la máscara no era tal y el dolor no era fruto de un poema, quizás nos atrapó la belleza de la desolación desnuda, pero aquí seguimos, a tu espera
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