El eco de tu fantasma se empeña en seguirme, lo escucho cuando me levanto y me acompaña todo el día, como si de mi sombra se tratase, me susurra a menudo al oido cosas como que no puedo olvidarte,
que no me esfuerce en borrarte, él se encargará de evitarlo, minuto a minuto, hora a hora, se mete dentro de mi y consigue estremecerme con el recuerdo de tu aroma, de tu sabor, del tacto de tu piel. El día es soportable, incluso me alegro de que esté a mi lado porque consigue que me sienta acompañada, hay días que la soledad se me hacía insufrible, desde que tu fantasma me acompaña no siento la soledad en mis entrañas. En cambio cuando llega la noche, en la noche atormenta todos mis sentidos, turba mi mente, se apodera de mi de tal forma que la ausencia se convierte en terror, sobrecogedora ausencia de carne y espíritu, truculento despertar a la realidad, tu fantasma me hiere de noche y me embalsama de día, tu fantasma me da la locura y la cordura, el odio y el deseo, tu fantasma nunca se va....
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