Dragón de fuego

"Soy un fuego inextinguible,
el centro de toda energía,
El corazón firme y heroico.
Soy la verdad y la luz,
En mi imperio abarco el poder y la gloria.
Mi presencia
Dispersa las nubes oscuras.
Y soy el elegido
Para dominar a los Hados".


SOY EL DRAGÓN







viernes, 19 de noviembre de 2010

La muerte vive en mi casa


La muerte vive en mi casa, si, estoy diciendo bien, vive en mi casa.
Vino hace dos años y aquí se ha quedado, a veces me pregunto si no se aburre, siempre sentada en la misma silla, sola, sin hacer nada.

De vez en cuando le lavo la túnica, o le paso el plumero, porque no siempre me deja lavarla, le perfumo un poco, más que nada para darle algo de vida, pero claro, ella es todo muerte, e incluso le lubrico las articulaciones, esto último es defecto profesional. Sé que me agradece mucho todos los cuidados que le profeso, lo noto en su docilidad, siempre que me dirijo a ella es amable, educada.

Un día que le propongo lavar la túnica y me dispongo a quitársela, me mira, yo a ella no, por si me pierdo en la profundidad de su mirada nunca la miro a la cara, si es que tiene cara, y ella me pregunta:

-¿ No me temes?
- No, sé que estás en casa por mi, y yo no tengo miedo de irme. Lo que no entiendo muy bien es porque llevas aquí tanto tiempo.
- Estoy aquí y allí, al igual que a ti, acompaño a millones de personas, expectante, por si os rendís.
- Sabes de sobra que yo no me puedo rendir, tengo mis obligaciones.
- Lo sé, eres mucho más fuerte de lo que crees, pero aún te quedan infiernos que cruzar. ¿Te acuerdas de tu bisabuela?.
- Si...
- Ella sabía lo que te esperaba, te pareces mucho a ella en el carácter, luchó contra mi hasta el último día.
- 99 años de lucha son muchos....
- Se hacen cortos si hay motivaciones.
- ¿Tiene algo que ver que siempre me dijera que la luz que irradiaba me traería problemas?
- Era una predicción, si.

Hasta ahora no habíamos charlado de tú a tú, mis ojos se inyectan en lágrimas y con cierto resentimiento le pregunto:
- ¿Por qué? porque te los llevaste.
- Yo sólo les abracé cuando cayeron.
- ¡Pero tú eres la muerte!
- El hombre tiene el mismo poder que yo, estais dotados de la libertad de cambiar el destino, en un asesinato o en un suicidio no intervengo, simplemente soy una expectadora.
- Sólo tenía dos años...

Muerte me abraza y me susurra que ahora están mejor, donde van, nadie sufre, lo más duro es pasar el puente y ellos lo hicieron apenas sin enterarse.

Me recompongo, seco mis lágrimas, sacudo la falda, me giro y sigo cocinando.

- ¿Hasta cuando te quedarás?
- Dejarás de verme hoy, pero siempre estaré a tu lado, como cuando tenías 7 años y te caíste por el agujero de aquella escalera de caracol y quedaste colgada de la barriga dejando bajo tus pies un abismo de unos cincuenta metros, o como cuando tenías quince años y tú quisiste desafiar al destino, o a los veintidós, cuando quisieron desafiarlo por ti... Estar contigo, a tu lado, es la mejor manera de incentivarte para luchar contra mi, porque no me temes, me tratas de igual a igual, y esa, es la forma de seguir.
- Hasta la próxima, cuidate.

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