Dragón de fuego

"Soy un fuego inextinguible,
el centro de toda energía,
El corazón firme y heroico.
Soy la verdad y la luz,
En mi imperio abarco el poder y la gloria.
Mi presencia
Dispersa las nubes oscuras.
Y soy el elegido
Para dominar a los Hados".


SOY EL DRAGÓN







miércoles, 29 de diciembre de 2010

Laberinto



Me haces cosquillas entre las sábanas, me río, me retuerzo. Lucho, me sujetas con firmeza de las muñecas y hundes tu cabeza en mi cuello que pugna por deslizarse hacia mis pechos mientras forcejeo. Cumples tu objetivo y te deleitas con ellos, sueltas mis muñecas, ahora tus manos se pierden por mi vientre, haciendo círculos, como si estuvieran dentro de un laberinto del que no saben salir, acariciando mis suavidades y relajando mis ansiedades. Arqueo la espalda y te susurro que cruces la puerta del Olimpo, pero has decidido libar mis néctares, cuando el placer que me regalas está a punto de explotar, regresas a mis brazos con la intención de apagar el fuego que llevas dentro, copulamos como dos animales en celo. El éxtasis nos abraza con dulzura, descansas sobre mi pecho, quiero enrredar mis dedos entre tus cabellos, me doy cuenta, nunca he tenido cosquillas, y lo que yace sobre mi no eres tú, es un esqueleto, me tiene atrapada con su abrazo, me convierte en humo y me aspira hacia él. Ahora me encuentro perdida en periostios de melancolías, surcando tuétanos de tristeza. Las epífisis entonan sus cantos de sirenas, esos que te envuelven y no te permiten pensar en nada, esos que te arrastran hacia el abismo de la soledad. Y entre tanto tejido óseo, me siento sola, y sé que por mucho que intente desgastar cualquiera de esos huesos, las costillas sería lo más fácil, nunca saldré de este enjambre. A pesar de que escucho voces a lo lejos, que me reclaman, siento que me abandono a los cantos de sirenas, siento que me arrastran al fondo, quiero tumbarme allí y no moverme jamás, me encomiendo en cuerpo y alma al esqueleto que me abraza.

martes, 28 de diciembre de 2010

Mis ojos

Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..

No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.

No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.

Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.





Miguel Hernández

lunes, 27 de diciembre de 2010

Infiernos que no arden






No vives apostada en una esquina, esperando al cliente de turno, ese que mancilla cuerpos a cambio de billetes; tú vives en un palacio, donde cada día se mancilla tu alma, vas vendiendo tu libertad a trozos, sin saber muy bien a cambio de qué. Te refugias en la excusa del confort, no para ti, para el jardín del que cuidas, por un lado vendes y por otro compras. Estamos en crisis, todos los negocios se van tornando insostenibles, y el tuyo no es la excepción. Cada vez te cuesta más mantener las composturas, dibujar la sonrisa fingida, asentir, dar razones injustas, se hace cuesta arriba vivir este guión improvisado que no es el que te habías estudiado. Eres una pobre diabla vagando por infiernos que ni siquiera arden....

sábado, 25 de diciembre de 2010

Soy lo que soy






Soy lo que soy,

Y no me ha inventado nadie.
Todo lo que doy, todo lo que soy,
Todo lo que forma parte.
Todo lo que se, todo lo que ves,
Al final soy sólo lo que soy.



Y donde estoy cada día encajo menos.



Siento que te extraño





Nunca fui la dulce niña de tus ojos, ni la mejor barca del mar, nunca de nadie, dueña de todo, de lo imposible, de lo irreal, la melancolía es un licor bien caro, no te has dado cuenta y ya te ha emborrachado......
Siento que te extraño.



De lo único de lo que estoy borracha es de melancolía.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Carta desde África




Querido Nicolás:

Me llamo Dadar y tengo ocho años. Me han dicho que en otros países los niños te escriben cartas y llegas a sus casas una noche como la de hoy, cargado de regalos. Yo he decidido probar suerte a ver qué hay de cierto en esa historia.

Dicen que para esto suceda, hay que portarse bien. Yo no he podido portarme bien. A veces las guerrillas no me permiten ir a la escuela, tengo que coger el rifle y pasear por la selva, una vez me obligaron a matar a una señora blanca, pero era mi mamá o ella, no puedo quedarme sin mi mamá, tengo cinco hermanos más pequeños, yo sé que lo entenderás. Papá está muy enfermo, asi que ella tiene que cuidarnos.

Quería pedirte que este año ninguna bala atraviese nuestros cuerpos, que lleguemos todos enteros hasta el año que viene, claro que para sobrevivir necesitamos comida y agua. También me ha contado que la noche de mañana hay gente que come mucho más de lo que nosotros comemos en un mes, ¿cómo les cabe en la tripa????????????? a mi apenas me caben dos puñados de arroz de golpe. Rezaré por esas personas para que no se pongan enfermas, son las que nos mandan comida de vez en cuando, si se mueren no podrán mandarnos nada.

Nuestra choza va a aguantando, te pido también que no haya ningún temporal, asi papá puede estar tumbado, descansando, sin miedo de que se lo coman los leones, huelen la sangre a kilómetros.

Si este año me cumples los deseos, el año que viene te pediré uno más importante, porque yo, Sr. Nicolás, quiero ser médico para curar a mi padre y a los niños que están enfermos en la aldea, pero no tengo dinero para estudiar, creo que el año que viene te pediré un saco de dinero para poder estudiar.

Espero que sea verdad todo lo que cuentan de ti y serás mi idolo para siempre.

Dadar.









Este año he decidido hacer huelga de consumismo, se celebra el nacimiento de un niño, que nació entre paja y heno, con burros y mulas, en medio de la nada. Me da vergüenza comer por comer, mientras otros no tienen qué llevarse a la boca.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Eunice Odio



I


Estoy sola,
muy sola,
entre mi cintura y mi vestido,
sola entre mi voz entera,
con una carga de ángeles menudos
como esas caricias
que se desploman solas en los dedos.
Entre mi pelo, a la deriva,
un remero azul,
confundido,
busca un niño de arena.
Sosteniendo sus tribus de olores
con un hilo pálido,
contra un perfil de rosa,
en el rincón más quieto de mis párpados
trece peregrinos se agolpan.



II

Arqueándome ligeramente
sobre mi corazón de piedra en flor
para verlo,
para calzarme sus arterias y mi voz
en un momento dado
en que alguien venga,
y me llame...
pero ahora que no me llame nadie,
que no quepo en la voz de nadie,
que no me llamen,
porque estoy bajando al fondo de mi pequeñez,
a la raíz complacida de mi sombra,
porque ahora estoy bajando al agónico
tacto de un minero, con su media flor al hombro,
y una gran letra de te quiero al cinto.
Y bajo más,
a las inmediaciones del aire
que aligerado espera las letras de su nombre
para nacer perfecto y habitable.
Bajo,
desciendo mucho más,
¿quién me encontrará?
Me calzo mis arterias
(qué gran prisa tengo),
me calzo mis arterias y mi voz,
me pongo mi corazón de piedra en flor,
para que en un momento dado
alguien venga,
y me llame,
y no esté yo
ligeramente arqueada sobre mi corazón, para verlo.
y no tenga yo que irme y dejar mi gran voz,
y mi alto corazón
de piedra en flor.

martes, 21 de diciembre de 2010

Esta nostalgia



Este sueño que vivo,
esta nostalgia con nombre y apellido,
este huracán encerrado tambaleando mis huesos,
lamentando su paso por mi sangre...
No puedo abandonar el tiempo y sus rincones,
el valle de mis días
está lleno de sombras innombrables,
voy a la soledad como alma en pena,
desacatada de todas las razones,
heroína de batallas perdidas,
de cántaros sin agua.
Me hundo en el cuerpo,
me desangro en las venas,
me bato contra el viento,
contra la piel que untada está a la mía.
Qué haré con mi castillo de fantasmas,
las estrellas fugaces que me cercan
mientras el sol deslumbra
y no puedo mirar más que su disco
-redondo y amarillo-
la estela de su oro lamiéndome las manos,
surcándome las noches,
desviviéndome,
haciéndome desastres...
Me entregaré a los huracanes
para pasar de lejos por esa luz ardiendo.
Estoy muriéndome de frío.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Te regalo

Te regalo mis sueños y mi hastío,


la mejor prenda que tengo,

mi corazón enamorado de tu esencia,

el contenido de mis besos

presos de nuestro amor prohibido,

el sueño humedecido,

la reminiscencia de mi copa de vino.

un espacio de mi ávido pecho,

mi historia con su significado auténtico,

y mi indefensa voluntad cuando te veo.

Te regalo mi vida, que tan poco vale sin ti,

el instante en que te conocí,

mi pasión cuando escuché de tus labios

mi nombre poema de amor,

que profanó mi sueño prohibido.


Fausto, el anónimo.

jueves, 16 de diciembre de 2010





No creo que pueda haber nada más bello en una ciudad que pasear por sus calles y embriagarte con poemas.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Esencia de muñeca




Paseando por calle, se encontró una muñeca, sucia y estropeada. La recogió, le inspiró ternura, decidió llevársela y darle vida.
Le arregló el pelo, cambió las lanas deshilachadas por unas nuevas, del color que a él le gustaban, las muñecas rubias le recordaban a Barbie, que nunca fue santo de su devoción, buscaba algo diferente. Le compró un vestido blanco, inmaculado, que resaltase su pureza, su inocencia. La lavó con suma paciencia y volvió a dibujar su rostro, manteniendo el pulso firme en aquella difícil tarea. Sólo faltaba encontrar unos zapatos perfectos.

Lo que no sabía es que la muñeca cobraba vida, no de noche como suelen hacer todos, esta lo hacía al alba. Se levantaba con él, y a hurtadillas iba observando como se desperezaba, desayunaba, recogía la casa antes de ir a su jornada laboral, poco a poco se iba a acostumbrando a él. Le gustaban sus manos, cuando la sujetaba para intentar que reluciese como merecía,  su mirada de dulzura cuando sostenía su cabeza para que no se callese hacia un lado. No conseguía entender por qué estaba solo, y deseó ser mujer, para llenarle de vida, como había hecho él por ella.

Un día, apareció con los zapatos, se los puso y la miró, estaba bellísima, pero había perdido su esencia. Ya no era esa muñequita que precisa de protección e inspiraba amor por cada hilo de su diminuto cuerpo. La guardó en una vitrina, la de las cosas curiosas, y allí se quedó por un tiempo indefinido. La muñeca lamentaba el abandono, echaba de menos sus manos, cálidas, que le proporcionaban un gran bienestar, seguridad, en sus manos se sentía a salvo de todo. De vez en cuando, él pasaba por la vitrina y echaba un vistazo, no podía evitar recordarla tal y como la había encontrado.

El tiempo que siempre hace su trabajo, y lo hace bien, le devolvió a la muñeca su anterior aspecto, algo más cuidado quizá, pero sus ropas volvieron a envejecer, las lanas de su pelo sonreían deshilachadas, su sonrisa medio difuminada. Se pasó los días mirando a su salvador, conociéndole, aprendiendo sus manías y sus virtudes, y no pasó ni uno solo en el que no desease ser mujer y acompañarle en su camino.
El había perdido la esperanza de encontrar a una persona que cumpliese sus expectativas, no es que fueran altas, quizá eran diferentes. Sin saber por qué, precisó de la compañía de la muñeca y fue a buscarla.
Cuando la vió, se estremeció, volvía a tener el aspecto que le había conducido un día hasta él, la tomó en sus brazos y la besó, pensando que sería una compañera perfecta, asumiendo que jamás volvería a intentar cambiarla, porque así, tal y como estaba, era preciosa.
La magia de los deseos de ambos se hizo realidad a la mañana siguiente, la esencia de la muñeca se presentó en forma de mujer en su puerta, le dijo que algo le había conducido hasta allí sin saber muy bien la razón, él nada más verla lo supo y no le dejó marchar jamás.


http://www.youtube.com/watch?v=7AlktEc15HY

domingo, 12 de diciembre de 2010

La princesa prisionera

Había una vez una princesa, morena, agitanada, de largos cabellos ondulados, ojos almendrados intensos como la noche, prisionera en su torreón por una maldición. La joven sólo podía asomarse a su ventana, ese, era su único ángulo para contemplar el mundo y ver la vida pasar. En sus aposentos, poseía muchos libros, una cocina diminuta pero preciosa, en la que podía poner en práctica su amor por los fogones, tapices hermosos que bordar, diferentes actividades que la mantenían ocupada durante todo el día evitando asi el tedio.

Cierta noche, se hallaba asomada a la ventana contemplando las estrellas del único trozo de firmamento que para ella estaba disponible, vislumbró a lo lejos, entrando en el jardín que se hallaba en palacio, un joven, parecía perdido, puesto que miraba hacia todos los lados con sorpresa y desorientado. Ella permaneció en silencio, sin moverse ni un ápice, observando cada uno de los movimientos del joven, que tan apuesto parecía. La luna, que se apiadó de la soledad de la princesa, emitió un intenso reflejo en sus cabellos negros y cual espejo haciendo señales, atrajo la mirada del joven hacía la ventana donde se hallaba prisionera. Se acercó hacia ella, y se colocó justo debajo. No se distinguían muy bien, pero no podían dejar de observarse.

La distancia entre ellos era considerable, no podían comunicarse verbalmente, asi que al joven, que venía acompañado por su paloma mensajera, se le ocurrió escribir unas letras a la princesa. Letras, que llegaron profundamente al corazón de ésta, puesto que apenas tenía contacto con nadie y no estaba acostumbrada a despertar el interés del sexo opuesto. Ella cogió un papel y contestó de la forma más correcta que supo al joven, para no darle a entender su turbación y lanzó de vuelta a la paloma. Asi pasaron la noche, mandándose mensajes sin cesar. Cuando llegó el alba, el joven tuvo que partir raudo y veloz pues asuntos urgentes le esperaban para ser atendidos.

La princesa pasó el día releyendo las palabras del joven, una y otra vez, deseando que esa noche se repitiese la historia. Casi no pudo comer, ni concentrarse en sus tareas, se pasó el día peinando su cabello, acicalando su rostro, buscando el vestido adecuado, a pesar de que era consciente de que él, apenas podía verla. Llegó la noche y el joven como era de esperar, allí estaba, apostado tras un arbusto, esperando a que la princesa se asomase a la ventana, comenzaron a escribirse bellas palabras y enamorarse poco a poco, noche tras noche.

Tantas noches pasaron carteándose que sus corazones inflamados necesitaban acariciarse, sentir el calor del otro en sus brazos, probar la miel de sus labios, pero la princesa no podía salir del torreón. Trazaron miles de planes, el joven intentó en vano trepar por el torreón, pero nada dió resultado, tenían que conformarse con las letras que amorosamente se enviaban y su imagen distorsionada por la distancia.

Cansada la luna, que ya se apiadó en una ocasión de su soledad, de escuchar los llantos de la princesa, una noche, tejió con sus rayos una escalera que permitiese al joven subir hasta los aposentos de la prisionera. Cuando el joven estuvo frente a ella, la encontró dolorosamente bella, y no pudo articular palabra. Ella sintió lo mismo, le temblaron las piernas y para no derrumbarse se arrojó a los brazos de él. Asi, sin mediar palabra, se amaron toda la noche, intensamente, calmando las ansias que les habían consumido tantas noches de separación forzada.

Cuando llegó el alba y el joven fue obligado por la luna a abandonar a su amada, lo hizo entre lágrimas, abrasado por un amor tan fuerte que le dolía el alma al saber que no podría volver a sentir el tacto de su suave piel aceitunada. La prisionera, sabedora de que aquella era la única vez en que el joven podría acceder a sus aposentos, decidió dormir para siempre con el sabor de su amado en su boca, con sus caricias vistiendo su cuerpo. Tomó el licor que tenía para espantar a las ratas que se acercaban a su cocina, se acostó y arrullada por los recuerdos del joven que le había devuelto a la vida, durmió eternamente junto a su recuerdo.

La luna fue la encargada de dar la noticia al joven, que cegado por la aflicción de haber perdido a su princesa, corrió a su tumba y se clavó su espada sobre ella, regando con su sangre los restos de la joven, uniendo sus cuerpos y sus almas para siempre.

sábado, 11 de diciembre de 2010

El beso

Contacto que convoca al silencio, a la intensidad del ahora.


Si es genuino siempre es artesanal. Es un aterrizaje y, al mismo tiempo, alas que se unen para volar, fusión, compromiso transformador, mariposa labial instantánea, colorida como los sueños que la sostienen.

No se explica, se ejercita.

Es un mensaje total, transita sólo de boca a boca. Es un mordisco sumamente cuidadoso. Su desnudez, simpleza y entrega, siempre conmueve, pues ven mejor al otro en la oscuridad total.


Terminaría con dos frases que no necesitan explicación, en sí mismas lo dicen todo:

"En un beso, sabrás todo lo que he callado" Pablo Neruda

"Si no vibras con mis besos, estás besando mi fracaso" Eise Osman

viernes, 10 de diciembre de 2010

Capítulo tres

Pasan tres años, Magda no ha superado su historia con Marcos, tiene dieciseis años y todavía no ha besado a nadie, tampoco le apetece. Se ha sentido atraída por chicos, pero ninguno le ha llenado especialmente. Sigue soñando con el fue su primer amor, de hecho, cuando volvió el verano siguiente, y el siguiente, le sorprendió más de una vez espiándole, Marcos trabajaba en otra tienda, un día pasó por casualidad y lo vió, desde entonces cada día pasaba por “casualidad”, aunque el jamás volvió a dirigirle la palabra. Ese silencio fue lo que Magda nunca pudo superar, el no saber que fue lo que pasó, por qué Marcos nunca tuvo el valor de decirle que lo suyo no podía seguir, pero claro, tampoco se habían pedido salir, cómo iban a terminar. El corazón de Magda se rompió cuando tenía trece años y nunca volvió a ser el mismo. Ahora conocía el dolor del final, del nada es eterno y todo termina, de la distancia corroe hasta las historias más intensas y más preciosas. Nunca ha vuelto a mirar igual a su madre ni a su hermana, sigue culpándolas de su fracaso.


Elsa se ha convertido en una jovencita bellísima, pero Magda sabe que es cruel, no tiene suficiente con torturarla a ella, también lleva tiempo haciendo lo mismo con Ezequiel, y lo peor de todo es que él no se da cuenta, de verdad se cree que Elsa está interesada en él, lo único que quiere es jugar, como hace con todos nosotros, con papá, quiere satisfacer sus caprichos y que todos estemos a sus pies, a su disposición. Desde que Eze le empezó a llevar en moto a sus entrenamientos, no le ha dejado en paz. Algún día Eze conocerá a otra chica, una que se preocupe un poco por él, y no sólo por su moto, es buen chico. Me gusta cuando quedamos en los recreos del insti, con él encajo, de su mano consigo que me respeten, no soy la rara, la que no sale con chicos, la que no fuma, la que no bebe.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Eso era amor

Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
-¿Te gustan solos o con rimel?
-Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.


Angel Gonzalez

sábado, 4 de diciembre de 2010

Si tú no vuelves

Si tú no vuelves
se secarán todos los mares
y esperaré sin ti
tapiado al fondo de algún recuerdo
Si tú no vuelves
mi voluntad se hará pequeña...
Me quedaré aquí
junto a mi perro espiando horizontes
Si tú no vuelves
no quedarán más que desiertos
y escucharé por si
algún latido le queda a ésta tierra
Que era tan serena
cuando me querías
habia un perfume fresco que yo respiraba
era tan bonita, era así de grande
no tenía fin..
Y cada noche vendrá una estrella
a hacerme compañía
que te cuente cómo estoy
y sepas lo que hay
Dime amor, amor, amor
estoy aquí ¿no ves?
Si no vuelves no habrá vida
no sé lo que haré
Si tú no vuelves
no habrá esperanza ni habrá nada
Caminaré sin tí
con mi tristeza bebiendo lluvia.


http://www.youtube.com/watch?v=JQkMSj2gfc8&NR=1