Dragón de fuego

"Soy un fuego inextinguible,
el centro de toda energía,
El corazón firme y heroico.
Soy la verdad y la luz,
En mi imperio abarco el poder y la gloria.
Mi presencia
Dispersa las nubes oscuras.
Y soy el elegido
Para dominar a los Hados".


SOY EL DRAGÓN







domingo, 6 de febrero de 2011

Infidelidad

Fue un día de verano, quería convencerse de que estaba confundido, de que sus pensamientos sólo eran atisbos de la locura que embargaba su cuerpo, celos infundados, el resultado de un amor no correspondido...

Cogió el tren que llevaba hasta su calle, y apostado en una esquina esperó, esperó durante horas, hasta que la vió aparecer. Estaba radiante, tan bonita como la recordaba, tan altiva como se mostraba con él, tan segura de sí misma caminando... La siguió, y por un momento se olvidó de su propósito, le embriagaba su perfume, iba detrás de ella como arrastrado por una fuerza que se apoderaba de su mente, nublando todos sus sentidos, llegó a una esquina, torció, y cuando consiguió alcanzarla, todas las nubes se disiparon dando paso al dolor, la incredulidad, la muerte del corazón, allí estaba, besándose con otra persona, apretándola contra la pared, arremetiendo con toda su pasión, escudriñando con su mano la entrepierna, jadeando intensamente sólo por un beso....

Recordó las veces que ellos hacían el amor, ya no eran apasionadas, eran mecánicas, aunque a él, su cuerpo, su olor, le volvía loco, pero todas y cada una de las veces en que intimaban, ella se encargaba de enfriar sus ganas, ponía a congelar su intensidad, y terminaba siendo una vez más, una de tantas, de esas que no merece la pena guardar en la retina.... Y ahora estaba allí, viendo como ponía todo su empeño en electrizar a otra persona, otra persona, ni siquiera podía distinguirla, no podría decir si era hombre, o mujer, si era rubio o moreno, ella lo tenía completamente atrapado entre sus garras, no quería mirar, pero tampoco podía dejar de hacerlo, se estaba quemando, pero ya era demasiado tarde para salvarse, asi que esperó, esperó y esperó para ver a su rival, ese que cada noche en la distancia le arrebataba todos sus placeres.
Su dolor era tan intenso que no pudo soportarlo y cayó al suelo, como si un rayo le hubiese fulminado y le hubiese partido en dos.....

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